Ya estamos conmemorando la fecha que hemos aceptado ya por costumbre del nacimiento de Jesús. Algunas personas sólo les interesan los regalos y se olvidan del por qué de la fecha, otras siguen la costumbre de ir a las misas, otras valoran y aprovechan la fecha para compartir con sus seres queridos, unas conservan los tradicionales villancicos y parrandones, y muy pocas se dedican a accionar voluntariamente para cambiar los males de nuestra sociedad.
Mucho he leído sobre peticiones y deseos, hasta he escrito deseandole felicidad a todos y una salud inquebrantable para seguir adelantes en todos los proyectos en curso y por venir; pero a veces pienso que ese viejo dicho "
los deseos no preñan" es tan sabio que en la realidad se puede palpar.
Estos son los días (igual que en Semana Santa) en que mucha gente se preocupa demasiado por el fulano Consumismo. Ese consumismo que está acabando el mundo y que millones siguen apoyando sin importarle el otro: el huerfano, el desplazado y refugiado, el enfermo, el drogadicto, la prostituta, el explotado... Ese ser humano que hoy día el sistema consumista no ha podido evitar que se siga propagando, ese sistema que durante tantas decadas no ha logrado mejorar la vida de los que pierden todo a causa de la miseria y la pobreza.
Ya tengo varios años sintiendo que por más que se contribuya con un juguete, con ropa o comida para los que no tienen un par de zapatos que usar; si no ayudamos en la educación y la formación de una nueva cultura en nuestra sociedad, seguirán prevaleciendo los problemas. Pero ¿acaso es esto trabajo de una persona? Creo que no, aunque por algo tenemos que empezar. Pienso que mientras los ciudadanos de una nación o región no asuman el cambio cultural como punta de lanza para una nueva era, seguiremos padeciendo progresivamente el mal de la pobreza económica y espiritual, y de la destrucción de nuestro planeta.
Feliz Navidad para pensar y sentir que el entorno cambia si tú haces que eso suceda. No te pierdas de la Serie Un tal Jesús.